Si escucháramos una voz proveniente de la quietud de nuestra cabeza, de lo más recóndito de nuestros pensamientos, temeríamos estar padeciendo esquizofrenia. Si la voz persistiera, pero sus ideas resultaran no sólo coherentes, brillantes y lógicas, sino también acertadas e incluso inspiradoras y sabias. Tendríamos entonces que sospechar que tales conversaciones las realizamos con nuestro yo interior, con nuestro yo inconsciente, con las partes no explotadas de nuestra intrincada red neuronal, o quizás que aquello no es otra cosa que manifestaciones del inconsciente colectivo que describió Carl Jung. Pero si la voz explicara que se trata de un visitante interestelar, no nos cabría duda de que estamos perdiendo la cordura o, tal vez por temor a perderla, preferiríamos creer que somos realmente anfitriones de un visitante extraterrestre y concederle que la forma en que llegó a nuestra cabeza es la manera como viajan las civilizaciones avanzadas. Este libro, que inicia una saga inspirada en sueños y conversaciones mentales realmente acontecidos al autor, plantea un posible escenario de tal experiencia fantástica. Leer más:
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