La ciencia económica le ha fallado a la humanidad. Prueba de ello es la grotesca desigualdad económica que predomina en todos los continentes del planeta, problema que se ha agudizado aun más después de la pandemia. Prueba de ello es la desconfianza de las nuevas generaciones en la ciencia económica, al percatarse de la desconexión que existe entre el análisis económico dominante y el mundo real. La validez de los principios que presenta la ciencia económica es fundamental puesto que esos principios tienen un efecto directo en el bienestar de miles de millones de personas al ser utilizados como los principales supuestos de los modelos que se utilizarán para diseñar políticas públicas que, en teoría, beneficiarán a toda la población. Sin embargo, desde la época de Adam Smith los principios que ha propuesto la ciencia económica no se han visto corroborados ni por evidencia empírica ni por la observación o la experiencia. A pesar de que durante las últimas dos décadas se han presentado dos eventos que para siempre alteraron el sustento de una buena parte de la población mundial (la crisis financiera mundial de 2008 y la pandemia de coronavirus), pocos cambios se han implementado en el análisis económico tradicional. Esto representa una llamada urgente a presentar un análisis económico alternativo. El principal objetivo de este libro es recopilar, a través de una serie de artículos, las principales ideas que han presentado algunos de los más importantes economistas heterodoxos desde inicios del siglo XX. Asimismo, se presenta cómo estas ideas pueden implementarse tanto en economías avanzadas como en países en vías de desarrollo. Estas ideas representan la base de una ciencia económica reformada. Una ciencia que efectivamente permita vincular a la economía con el mundo real.