Los días de la Reforma Liberal de Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa han llegado a su fin. Ahora tocará al general Luis Bográn mantener la paz en un país acostumbrado a arreglar sus asuntos a punta de pistola y machete. Pero la clase política de aquel entonces, al igual que la actual, cede a las ambiciones personales y cada caudillo se considera con el derecho de gobernar.
"El autor expresa su frustración por los vicios que ve permanentemente en la actividad política, lo que nos condenaba a la inestabilidad política y las guerras civiles. El más importante de estos es el personalismo, donde se imponían criterios de inclinación individual sobre criterios sociales o legales", señala José Azcona Bocock en la introducción del libro.
Además de Bográn, por las páginas de esta obra desfilan Policarpo Bonilla, Terencio Sierra, Manuel Bonilla, Ponciano Leiva y Domingo Vásquez, así como valerosos hombres que murieron en su intento de proteger la ley... o de pasar sobre ella.