Doña Petra va a cumplir 96 años y siente que le ha llegado la hora de la muerte. Es entonces cuando hace llamar a su nieto para contarle su vida y aliviar su corazón del dolor que le causó guardar silencio desde que llego procedente de España. Doña Petra Allmunia de las Heras y Antonio Benedicto, su esposo, ambos nacidos en Burgos, norte de España, contrajeron matrimonio por poderes, en los años veinte del pasado siglo.. Lo hicieron tras mantener unas breves relaciones y decidir desertar del ejército que lo llamaba a las filas. Antonio Benedicto huye desde Vigo hasta Chile. Antes de huir, propone amor eterno a Petra. Antonio se establece en Talca, región del maule chileno. Hombre emprendedor e inteligente, pronto se hace de una gran fortuna y es respetado por todos. Petra decide ir sola en busca de su marido. Su viaje por mar hasta Buenos Aires es una verdadera odisea. En Buenos Aires se ve obligada a trabajar. Se desplaza hasta Chile en el llamado Transandino, pero el tren se enfrenta a dificultades insalvables para atravesar la frontera a causa del mal tiempo y los pocos pasajeros que continúan tienen que cruzar la frontera en burro. Por fin, una Petra exhausta por el largo viaje de cuatro meses, el hambre, el frío y las condiciones adversas, llega a la estación de Talca. Pero ahí nadie la espera.